Desarrollo de software didácticos: seguridad e innovación para campus de vanguardia

El mundo de la educación superior está atravesando una transformación en la que las nuevas tecnologías desempeñan un papel central. De hecho, las investigaciones del sector prevén que, en el período 2025-2034, el mercado global de EdTech crecerá a una tasa compuesta anual (CAGR) del 15,5 %. Y según el informe 2024 del Observatorio EdTech del Politécnico de Milán, en el proceso de evolución tecnológica del sector, el desarrollo de software educativos tiene un papel clave. Según la investigación, el 57 % de la oferta tecnológica está representada por soluciones LMS – Learning Management System (plataformas para la gestión de contenidos formativos y de los recorridos individuales de los estudiantes), seguidas por el uso de la realidad inmersiva (simulación digital de entornos reales), con un 18 %, y la inteligencia artificial, especialmente la IA generativa para la creación de contenidos formativos, con un 9 %.
La rápida evolución tecnológica plantea, sin embargo, el problema de la ciberseguridad. Cuanto más una organización implementa servicios digitales, más expuesta está a riesgos de ciberseguridad, desde distintos puntos de vista: garantizar la privacidad de los datos y la propiedad intelectual de las investigaciones científicas; asegurar el pleno funcionamiento de los servicios digitales de uso cotidiano; y, por último, preservar la imagen y la reputación de la institución.
Garantizar la seguridad en el sector de la educación superior
La Cybersecurity Breaches Survey 2024 del gobierno británico pone de manifiesto la magnitud del problema: el 97 % de las instituciones de educación superior ha sufrido una violación de seguridad en alguna de sus posibles formas, como por ejemplo phishing, malware, accesos no autorizados a contenidos, ataques DDoS – Distributed Denial of Service o, finalmente, el robo de credenciales. Un porcentaje tan elevado se justifica si se considera la vida típica de una universidad: uso de enseñanza híbrida; colaboración digital entre equipos nacionales y extranjeros; gran cantidad y variedad de dispositivos digitales utilizados; dispersión geográfica de aulas y laboratorios; y, por último, la acumulación de aplicaciones de software a lo largo del tiempo. En consecuencia, el desarrollo de softwares educativos debe tener en cuenta, ya desde las primeras etapas del proyecto, cómo gestionar los aspectos de riesgo, en función del uso y del propósito del software específico.
Desarrollo de software educativos: cuáles son las reglas
El LMS (Learning Management System) es el tipo de plataforma responsable de la gestión y distribución de contenidos educativos para disfrutar a distancia, y es fundamental para la impartición de formación en las universidades, en las distintas modalidades posibles:
-
E-learning: los contenidos se cargan en una plataforma digital y se consumen en diferido;
-
Formación en línea: la clase se realiza exclusivamente a distancia;
-
Formación híbrida o blended: a menudo se usan como sinónimos, los dos términos describen versiones distintas de la enseñanza mixta, el primero se refiere a un tipo de clase que se imparte de forma presencial y a distancia, en el mismo tiempo; el segundo describe clases en las que todos los estudiantes participan tanto presencialmente como en línea, utilizando técnicas y herramientas diferentes (cuestionarios, foros, peer learning, etc.)
Además del LMS, existen softwares educativos desarrollados para fines específicos, como, por ejemplo, los destinados a la evaluación y a las pruebas, al aprendizaje visual, a la experiencia inmersiva o, finalmente, a las pizarras digitales interactivas (PDI). Estos softwares, ya sean adquiridos en el mercado o desarrollados a medida, deben garantizar interoperabilidad e integración con el LMS, con el fin de permitir la distribución de contenidos y su personalización. Este ecosistema digital, para garantizar un nivel adecuado de ciberseguridad, debe planificar políticas precisas en varios aspectos, entre ellos:
-
Protección de datos sensibles. Las prácticas más comunes incluyen, por ejemplo, el cifrado de toda la información personal, la asignación granular de permisos de acceso o, finalmente, la prohibición de compartir determinadas categorías de información;
-
Autenticación fuerte. Tanto en la fase de desarrollo de los softwares educativos como durante su uso, se pueden aplicar técnicas para garantizar la identidad de los usuarios y evitar el robo de credenciales;
-
Gestión de vulnerabilidades. La actualización constante de todos los softwares y la monitorización de actividades mediante plataformas específicas son las técnicas más utilizadas para reducir las superficies de ataque;
-
Integración de softwares externos. Especialmente en contextos de alta colaboración externa, el uso de aplicaciones de terceros está sujeto a controles rigurosos y continuos en el tiempo.
Si bien el desarrollo de softwares para la enseñanza representa un activo fundamental para la educación superior, no es, sin embargo, el único aspecto a considerar en un contexto tecnológicamente avanzado. El informe del Observatorio mencionado al principio muestra, de hecho, cuáles son las tendencias que caracterizarán, en un futuro próximo, a un campus de vanguardia:
-
Uso de datos e inteligencia artificial para diseñar itinerarios formativos;
-
Engagement y accesibilidad de los contenidos, con especial atención a las personas con DSA – Trastornos Específicos del Aprendizaje;
-
Omnicanalidad y experiencia del estudiante
La calidad de los contenidos formativos, respaldada por tecnologías avanzadas, debe ir acompañada por la atención especial a la inclusión y a la experiencia del estudiante. La experiencia no se limita solo a la enseñanza, sino que incluye también diversos servicios (biblioteca, inscripción a los cursos, acceso a documentos, etc.) con los que los estudiantes deben poder interactuar de forma fluida, coherente y sin interrupciones.