En los últimos años, la proliferación de plataformas y dispositivos digitales para la comunicación, la colaboración y la automatización de tareas de oficina (desde la gestión del parque informático hasta la reserva de escritorios) ha llevado a organizaciones de todos los sectores a adoptar estrategias de modernización de aplicaciones para optimizar procesos, facilitar el trabajo y mantenerse competitivas. Según la firma de análisis Gartner, los servicios de modernización de aplicaciones están diseñados para migrar sistemas legacy a nuevas plataformas o aplicaciones, integrando nuevas funcionalidades para digitalizar, automatizar procesos y entregar al negocio capacidades actualizadas.
Modernización: las 7 R del parque de aplicaciones
En la práctica, esto se traduce en diferentes acciones sobre el ecosistema de software empresarial:
Este enfoque conocido como las "7 R" permite a las empresas analizar caso por caso cómo abordar la modernización. No es un modelo rígido. Según una encuesta de la comunidad Konveyor, el 52% de las organizaciones adopta un enfoque gradual y continuo, modernizando por etapas según prioridades y contexto.
Este tipo de iniciativas requiere inversiones relevantes y decisiones estratégicas en los planos tecnológico, organizativo y financiero. Por eso, medir su impacto en el negocio es fundamental.
Entre los beneficios principales se encuentran:
A estos beneficios tangibles se suman efectos indirectos como el acortamiento del time-to-market, la modernización del equipo de TI, el rejuvenecimiento cultural de la organización y una mejor reputación de marca.
Uno de los principales desafíos actuales es desmantelar las aplicaciones legacy monolíticas, que han evolucionado en entornos tradicionales on-premise. La modernización es clave para responder a requisitos de velocidad, flexibilidad, escalabilidad y modularidad, habilitando nuevas funcionalidades en línea con la transformación digital.Según Grand View Research, el mercado global de modernización de aplicaciones crecerá a un ritmo del 16,7% CAGR entre 2024 y 2030, impulsado especialmente por requerimientos de ciberseguridad y cumplimiento normativo.
La modernización no es una operación masiva, sino selectiva y estratégica. Requiere analizar múltiples variables:
Aquí, el rol del proveedor tecnológico es determinante. Un buen partner debe comprender el dominio del negocio y proponer soluciones sostenibles desde el punto de vista FinOps (gestión financiera del cloud). Además, la elección de la plataforma tecnológica (Azure, AWS, etc.) influye directamente en las decisiones futuras: Kubernetes, microservicios, serverless, DevOps, CI/CD...
Además, los datos indican que las intervenciones de modernización se están centrando en las aplicaciones empresariales que están en el corazón del negocio. Según Konveyor, esta es la principal prioridad (41%), seguida de cerca por las aplicaciones de Business Intelligence y Analytics. La investigación confirma lo que se dijo al principio: el negocio es el principal motor, tanto en el soporte directo (aplicaciones clave), como en los análisis para ampliarlo (BI y Analytics). Sin embargo, no es suficiente utilizar la pertenencia al negocio como único criterio. Para asegurar el éxito de las actividades, es conveniente que las iniciativas de Modernización de Aplicaciones sigan estas 5 mejores prácticas:
Definir las aplicaciones prioritarias. Una investigación exhaustiva sobre las aplicaciones existentes y sus interdependencias proporciona una lista razonada de prioridades.
Establecer objetivos mínimos. Todo el proceso de modernización debe descomponerse en objetivos mínimos incrementales, con el fin de asegurar que sean alcanzables.
Asegurar la portabilidad futura. Cuando la aplicación se migra (o se rediseña), debe garantizarse la portabilidad hacia plataformas diferentes, para maximizar los beneficios de la modernización.
Garantizar seguridad y gobernanza. Integrar la seguridad en el diseño e implementar políticas coherentes de gobernanza para el mantenimiento evolutivo es fundamental.
Monitorear el negocio. Los KPI – Indicadores Clave de Desempeño del negocio miden el beneficio de las intervenciones tecnológicas respecto a las actividades clave de la empresa. El control de estos valores, junto con los indicadores puramente tecnológicos, mide el retorno de la inversión realizada.
Es importante hacer una mención aparte para el mundo legacy. Existe una brecha cultural y tecnológica cada vez más amplia entre los sistemas tradicionales y las arquitecturas modernas. El riesgo, por lo tanto, es que durante la modernización no se tenga suficiente conocimiento de las aplicaciones legacy y sus interdependencias, lo cual puede verse agravado por una posible resistencia al cambio. Esta es una situación que puede llevar al fracaso de las iniciativas y debe ser tratada adecuadamente. La estrategia principal es formar un equipo con las competencias adecuadas y fuertemente colaborativo, con un compromiso firme por parte de la dirección de la empresa. Por lo tanto, es necesario identificar, además de los especialistas en las nuevas arquitecturas (Cloud Architect, DevOps Engineer, Data Engineer, Security Engineer), también las figuras legacy (System Developer, Database Administrator, Enterprise Architect, Middleware Specialist, Network Specialist).
Es indudable, por lo tanto, que el éxito de la Modernización de Aplicaciones se mide principalmente (aunque no exclusivamente) por el aumento del negocio y la reducción de costos. En este contexto, el FinOps juega un papel clave, es decir, la gestión financiera del consumo en la nube. La necesidad de recursos computacionales, si se formaliza adecuadamente, se monitoriza y se planifica por parte de los diferentes equipos, puede ser gestionada de manera óptima por la empresa y negociada con el proveedor, generando ahorros significativos. Por ejemplo, es posible proporcionar recursos de manera dinámica, según las necesidades de cada aplicación, o aprovechar ofertas específicas del proveedor durante el período de referencia. De este modo, los indicadores económicos tradicionales, como el TCO – Costo Total de Propiedad, o el Costo por Transacción, se refinan y permiten medir de manera precisa el beneficio económico de la Modernización de Aplicaciones.